Añadir berenjena a una tortilla es saber que estamos haciendo un bien para nuestro cuerpo ya que es una verdura muy sana,  con muchas propiedades buenas para nuestro organismo.

Como es una verdura que durante siglos se ha considerado afín con otras plantas tóxicas los romanos y europeos del norte y centro se han resistido a consumirla.

Es alimento muy beneficioso en lo que a digestión se refiere ya que es ligera y muy digestiva. Es buena para la presión arterial, los riñones y nos ayuda a ser más resistentes a las enfermedades. 

 Alimento principal  y que se utiliza mucho en la cocina de Oriente Medio, Asia, norte de África y sur de Europa.

En la India se consume desde hace más de 4000 años para más tarde extenderse por Asia y China.

Los chinos son los productores mundiales de esta verdura, siguiendo India.

En España destaca la cosecha de en Castilla-La Mancha donde tiene en Almagro denominación de origen por sus "Berenjenas de Almagro".

Vamos a preparar esta tortilla de berenjena que además de ser saludable está  muy rica...

Para que la berenjena no amargue la lavamos, cortamos y le ponemos sal por encima.

Dejamos 10 minutos pasamos por agua y escurrimos.

Ya está lista para cocinar...

Ingredientes:

Vamos a la receta...

Lavamos la berenjena y cortamos a cuadretes...a mi no me gusta quitarle la piel pero puedes hacerlo.

Colocamos en un bol y le ponemos sal por encima y dejamos unos 10 minutos.

Cortamos la cebolleta y el pimiento verde a trozos pequeños y freímos en aceite de oliva virgen extra sin llegar a dorar demasiado, más bien todo pochado.

Pasamos las berenjenas por agua para quitar la sal y dejamos escurrir.

Añadimos la berenjena al sofrito que tenemos en la sartén y freímos hasta que la berenjena esté tierna.

Batimos los huevos y añadimos todo lo de la sartén, es decir, berenjena, cebolleta y pimiento verde ya frito.

¡OJO! Si vemos que la verdura tiene bastante aceite antes de añadir con los huevos batidos, escurrimos un poco.

Cuajamos la tortilla, primero por un lado y le damos un par de vueltas con ayuda de la rasera sin dejar que cuaje para después dejar ya quieta para que cuaje.

Con ayuda de un plato le damos la vuelta y cuajamos por el otro lado.

Lista para comer.