Vamos a hacer pollo asado en el horno como siempre nos preparaba mi madre en casa cuando era festivo. Los sábados era el día que ella compraba en la pescadería de Julian para tomar la ligá. La recuerdo comprando boquerones para vinagre, unos boqueroncillos para freírlos, mejillones que cocía al vapor o los preparaba en vinagreta y unas gambitas y almejas para el arroz de los sábados.  Recuerdo como le encargaba a Petra, nuestra querida vecina y madre de Clemen que le trajera productos del mercado de abastos. Y os preguntaréis,  ¿quien es Clemen?, pues además de vecina era la chica que nos vendía en su tienda de ultramarinos todo lo que necesitábamos sin necesidad de supermercado, ni hiper ni  supertiendas. Allí íbamos por comestibles y salíamos con la vajilla completa que conseguíamos con puntos del Bilore y que por cierto aún conservo y es preciosa. Que tiempos y cuantos recuerdos cuando íbamos el sábado con nuestra nota a comprar todo lo que nos hacia falta a la tienda de Clemen. Aquello era como ir a tomar el café, jaja, ibas por un cuarto de chorizo para el bocata y te tirabas charlando con los vecinos dos horas. Recuerdos tan bonitos de mi niñez y juventud en mi querido pueblo. El pollo asado que preparaba mi madre era tan sencillo como machacar unos dientes de ajo con perejil, tomillo, y alguna hierba mas que tuviera, le ponía un vaso de aceite de oliva en el propio mortero y con las manos le pasaba todo el aliño al pollo por dentro y por fuera. Según ella , la forma para que quedara crujiente y tostado por fuera era darle vueltas cada cierto tiempo y regar con los jugos que va soltando en la fuente y la verdad es que yo he seguido y sus consejos y sale de escándalo. el pollo tiene que quedar jugoso por dentro y tostado dorado por fuera, pero ahora paso a explicaros como lo hago yo y vais a ver lo sencillo que es.

Vamos a la receta...

Limpiamos el pollo muy bien y reservamos.

En el mortero machacamos los dientes de ajo, previamente pelados, junto con todas las hierbas y añadimos el aceite de oliva.

Salpimentamos el pollo por dentro y por fuera y con la mano untada del aliño vamos se lo vamos poniendo al pollo... tanto por dentro como por fuera.

Dejamos unos 20 minutos aproximadamente y regamos con el vino blanco.

A partir de aquí ponemos la temperatura a 190º y vamos dando vueltas cada 10 minutos y regando con el jugo que hay en el fondo de la fuente del horno, así 40 minutos más o menos.

Mientras cocemos unas patatas enteras sin piel en agua hirviendo unos 15 minutos.



Sacamos el pollo que ya estará casi terminado y colocamos las patatas en la fuente junto con el pollo y volvemos a regar.

Metemos de nuevo todo en el horno y dejamos 5 minutos a 200º.

Momento de sacarlo  para comerlo recién hecho tostadito.

Por cierto, ¿que parte os gusta más del pollo?. A mi el cuello, alitas y toda la parte central  de huesos, lo que llamamos carcasa.



Un secretillo, le añado una carcasa más  y la horneo junto con el pollo pero como hoy había que hacer la foto chula no quedaba muy bien que digamos los huesos al lado del pollo, ja, ja, ja.